Aceptando los inescrutables designios de la Divina Providencia, es imposible ocultar nuestro inmenso dolor frente a los absurdos y sorpresivos hechos que nos privan de la presencia material de Sergio Ignacio Soto Mejía, el líder, el empresario, el siempre leal, el amigo de todas las horas.

Su empuje arrollador lo llevó a escalar distintas posiciones en Medellín, Antioquia y Colombia, pues supo interpretar en cada paso los anhelos de una sociedad a la que deseaba servir con devoción, y a la que se entregó sin reservas para ayudar a forjar pasos importantes en beneficio común.

La Universidad Pontificia Bolivariana fue la encargada de forjar su carácter hasta graduarlo en la profesión que amaba, el Derecho y las Ciencias Política. Y la ejerció hasta el último segundo de su existencia, actuando con verticalidad, sin concesiones, apegado a las normas que rigen nuestro Estado de Derecho. Por ello su alma mater lo consagró como uno de hijos orgullo para distintas generaciones.

Sergio Ignacio Soto vivió para servir. De manera sorprendente actuaba con seguridad y eficacia en los distintos encargos que le entregaba la vida para que pusiera en ejecución sus talentos. Se paseó por los vericuetos bancarios, estuvo brindando sus luces a entidades académicas y culturales, dio oportunos concejos para ayudar a que la esquiva paz tratara de hacerse realidad en nuestro terruño, ayudó con fuerza y cariño en intensas promociones turísticas nacionales e internacionales.

Gracias a ello la República Checa lo confirmó como su cónsul honorario en nuestra Capital de la Montaña, donde también supo granjearse el cariño de sus compañeros de diplomacia en el Cuerpo Consular.

Pero lo que indudablemente marcó su derrotero vital fue su capacidad de dirigencia gremial. Porque Sergio Ignacio Soto Mejía nació con unos atributos especiales para mandar con severidad cuando ello era necesario, pero conservando su serenidad, sentido de humor y respeto por el ser humano, sea cual fuere su estatus, identificación o creencia.

Cuando fue escogido para la Dirección Ejecutiva de Fenalco Antioquia prácticamente se dio un coro unánime para decir que él había nacido para ese cargo. De inmediato se convirtió en el interlocutor válido entre los señores comerciantes, ante las altas autoridades nacionales y ni qué decir ante los encargados de direccionar la marcha de Antioquia y Medellín.

Porque Sergio Ignacio, por la precisión de sus palabras y conceptos, por el conocimiento de los temas y porque nunca utilizó cartas marcadas, era una persona que se ganaba la confianza, simpatía y respeto de sus interlocutores. Si de aplaudir alguna decisión gubernamental o gremial se trataba, Sergio Ignacio era la precisa voz cantante. Pero, al mismo tiempo, si se requería censurar un desafuero de cualquier índole, el primero en sentar la erguida posición gremial era el Director Ejecutivo de Fenalco Antioquia. Siempre era claro y contundente.

Nosotros, en Tax Individual y sus Empresas Aliadas, sí que podemos y debemos dar testimonio agradecido de lo que Sergio Ignacio Soto Mejía representó, representa y seguirá representando en nuestro diario modo de construir un mejor futuro para todos.

Desde Fenalco Antioquia y a nivel nacional siempre fue nuestro compañero inseparable para las luchas; contando con su espíritu, seguiremos luchando contra quienes utilizan las maravillosas tecnologías modernas para desafiar al Estado Colombiano con sus trampas y componendas en contra del transporte organizado.

Por su liderazgo, logramos incluir en el último Plan de Ordenamiento Territorial, varias iniciativas en beneficio del sector. Fenalco impulsó por lo menos tres congresos internacionales de empresarios de taxis, para el intercambio de valiosas experiencias en este sentido. Desde Fenalco Antioquia se orienta la Mesa Nacional de Empresas de Taxis, la cual tiene como propósito estar atentos a todas las propuestas de normas y reglamentaciones.

Propugnó, en asocio con la Alcaldía de Medellín, por la constante capacitación de los señores conductores y a más de aportar recursos humanos y de gestión, procuraba incentivos reales para que ellos y sus familias se reunieran en la celebración del Día del Taxista. Era y será forma para que la comunidad valore y respete los conductores de taxi y para que estos se sigan gozando de ese respeto por un servicio excelente, garantizando al usuario un transporte seguro.

Puedo expresar todo este testimonio porque tuve la fortuna de ser amigo personal, familiar y empresarial de Sergio Ignacio Soto, valorando de manera especial sus aportes como Director Ejecutivo de Fenalco como Presidente de la Junta Directiva de esa organización que me honré en desempeñar.

De allí que sea lógico el inmenso dolor, la consternación, la sorpresa, la incredulidad ante la dura realidad que nos presenta la vida, pero también, para que al mismo tiempo, los empresarios, los amigos, nuestras familias, la sociedad en general, exaltar este ejemplo vital y nos comprometamos a seguir luchando por hacer realidad los sueños de quien ya nos acompaña desde la eternidad.

Su querida esposa Adriana y sus hijas del alma María Camila y Sofía, saben que compartimos con ellas este momento de incredulidades y realidades.

Doctor Soto: ante su tumba, mis respetos y los de todos aquellos que me acompañan en la construcción de un mejor país.

FABIÁN QUINTERO VALENCIA
Presidente Tax Individual